lunes, 30 de mayo de 2016

Tiempo


Déjame ser inmortal.
Sin egoísmo,
para acompañarte hasta el final.

Déjame ser un viejo.
De pelo gris,
para añorar tus recuerdos.

Déjame ser quien no soy,
el niño que te miró a los ojos en el 96.
El joven apasionado de aquella noche en el bar.
El que acompañó tus pasos.

Olvida las hojas del calendario.
Porque nunca han existido
y déjame regalarte mi aliento,
condenado a no haberte vivido desde el principio.
A lamentar mi tardanza,
a llorar el tiempo que no estuve.

Quiero ser todo lo que pasó entre tu vida y la mía
y recordar lo que nunca he tenido
sentir la nostalgia que nunca debería sentir
y acurrucarme en tu espalda
para vivir hasta el alba
cada una de tus arrugas.



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