La guerra ya no es tal
sólo escaramuzas
sin heridas, sin vigor.
Hemos perdido el deseo de la sangre
de la rabia y de la urgencia.
Descubierta la armadura
ya no seremos dioses,
nunca más.
Y temeremos la batalla,
temeremos sus heridas.
Temeremos la derrota,
aún sabiendo que no luchar
es la verdadera derrota.
Te sales...guerrero.
ResponderEliminarGracias... Diosa.
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