Precisa
como un bisturí ardiendo
limpiamente
separando la carne y los huesos
abriéndome en canal.
Descubrí el vacío
y las contradicciones
una navaja de palabras amargas
aliento como brasas y
lágrimas humeantes.
Descendiendo
los peldaños retorcidos
que me alejan de las nubes.
Enredado con serpientes y lagartos
arrasado por espinas
como gusanos devorando mis venas.
Agonizo
mecido en la dulzura de los mejores recuerdos.
Erguido
en sublime indiferencia.
Resguardo la llama
otra noche más,
distinta.
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