Ya no sé distinguir el calor de tus besos
mariposas furtivas tililando en la noche.
Cuántas veces reí contemplando tu risa
y ahora ni río, ni océano ni llanto.
Cada noche sentí la música de tus pasos
ni orquesta, ni trueno caminan a mi lado.
Ahora que tus manos hielan mis venas
recuerdo cada instante lo que tú eras.
El calor,
la risa,
la música...
No hay comentarios:
Publicar un comentario